Invencible
A la verdad que le pasan cosas a uno. Desde que recuerdas, has estado luchando, estudiando, peleando, trabajando, esquivando, confrontando, maquinando, inventando y construyendo. Todos lo hacemos. Para sobrevivir en este mundo de hoy, hay que hacer de todo. A veces tienes que ser héroe, pero tambien tienes que ser justo. A veces tienes que ser angel, pero tampoco puedes ser muy santo. Muchas veces la situación es la que dicta cómo tienes que comportarte. Uno brega hasta donde uno puede. La vida te seguirá sirviendo una dieta continua de problemas y de alegrías. Cómo los enfrenta, como los ataca y como los supera establecen tu pericia. El éxito que tengas resolviendo estos emborujos que se presentan muchas veces dictan tu nivel de felicidad y autoestima. La experiencia, los consejos, los estudios y la disposición son enormes herramientas que puedes usar para decifrar estos rompecabezas que parecen llegar a diario. Y con Cristo a tu lado, has podido hacer milagros. Pero, hay que ser astuto. No te tires encima más de lo que puedas. Para tratar de arreglar los problemas del mundo, primero tienes que empezar por resolver los tuyos. Cuántas personas se pasan apagando cuanto fuego encuentran. Los fuegos de la familia, los de sus amistades, los del trabajo, los de la Iglesia y los de su pueblo. Termina todo el mundo contento, menos ellos. Sus necesidades, su familia inmediata, sus gustos y sus agonías permanecen amontonados, olvidados, esperando mejores días. Pues nó. Ser abnegado, dadivoso y servicial es muy bueno. Son pocas los actos que renumere espiritualmente más a las personas que ayudar. La vida al servicio de otros es lo máximo a que aspiramos nosotros los cristianos. Pero hay que ser realista. Si el trauma que te produce ese ajetreo interminable te hace daño, entonces. Si desatiendes a tu gente y a tu felicidad por estar pendiente a los problemas de los otros, que has hecho. Le dan pon a todo el mundo, pero no pueden buscar sus muchachos a la escuela. Tienen tiempo para los amigos, pero no para su mujer. Se paran a bochinchar por horas con cualquiera, pero no se sientan a hablar con los suyos. Van al Mall religiosamente, pero no a la Iglesia. Le llevan almuerzo a todos, pero no le cocinan a sus hijos. Visitan a todos en el hospital, pero no pueden llevar a sus padres a las citas. No llevan a sus familias a la playa, pero no se pierden un bembé político. Hablan bien de todos menos de sus hijos y ellos en cambio no paran de quejarse de los padres. Ayudaste al mundo entero, pero, tú y tu familia qué. Tienes que cuidarte tú. Alimentarte no sólo físicamente, pero tambien espiritualmente. Usa buena parte de esa energía para la casa. No podrás estar completamente en paz a menos que tu nucleo familiar tambien esté en paz. Tener tus momentos con los tuyos y con Dios es primordial. Tu Señor te quiere fuerte y en paz. Hacer bondades para el mundo es grandioso. Pero hacerlas en tu casa, sí que es maravilloso. Hacer la obra de Cristo, no quiere decir que tienes que hacerlo todo. Escoge tus peleas. Ten tiempo para cultivar el jardín más cercano, tu hogar. La unidad familiar es la distincción de nuestra doctrina. Incluir al Padre, al Hijo y a la Virgen María en nuestras oraciones, ha distanciado a algunos y ha ofendidos a otros. ¿Qué piensa esta gente? Que Jesús salió de una nube o una televisión, nó. Mi Jesús vino de una familia. Y su Palabra asegura la felicidad en el hogar, como fuera de él. Solamente criando buenas familias podremos realizar sueños de paz y progreso para nuestro pueblo. Las vicios, la apatía, el divorcio, la inmoralidad y la desigualdad económica son fuertes adversarios. Plagas que amenazan con destruir nuestra familias. Cadenas que lleva arrastrando el hombre por siglos, gracias a su egoísmos y su soberbia. Ligas que aguantan y limitan la prosperidad de la sociedad. Pero no son nada en comparación con la fuerza de un pueblo cristiano. Pero gracias a ese Todopoderoso, hemos podidos conocer su Palabra. La paz, la sabiduria y el mensaje de amor que emana de ella son armas más potentes y eficaces que cualquier aberración que haya producido el hombre. Estás armas derriten corazones como tambien mueven montañas. Si vas a usarlas, empieza por tu gente. Ayudándolos a ellos recibirás su calor y su apoyo para tus otras faenas. Estarás en paz sabiendo que ellos tambien lo están. Así podrás echarte el mundo encima sin titubear. Hacer la obra de Cristo en la tierra es lo más cercano a la Gloria que podremos alcanzar aquí en la tierra. Ese gozo inspira mas fuerza y mas poder que ningún arma militar y la satisfacción que devenga es cosa del Cielo. Pero tienes que empezar por tu familia. Si ellos están bien, tambien tú. Y si tú estás bien y vas armado de las enseñanzas de Jesús, tus triunfos no tendrán limites. Entonces sí, mi amigo cristiano, serás invencible. Luis Nieves Sánchez, SSN. |
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