ESPEJO
¿ Cómo te vez ? Espero que bien. Muchos se pasan la vida arreglándose. Gastan la mejor parte de su vida, poniéndose lindo. Desfilan de oficina en oficina, de casa en casa, más enfrifollao que nadie. Oro donde quiera, cables guindándole del cuello y constantemente agarrándose los beepers, celulares y organizadores electrónicos. Las mujeres, maestras de la vanidad y el exhibicionismo, ni hablar. Van tan apretadas, que si se tocan con una de esas uñas acrílicas explotan. Caminan trincas, precio que pagan por ponerse esos tacos de moda. Y si van casual, cuidao... que no descansan hasta enseñarte sus encantos. Verse bien es muy bueno. Sentirte atractivo y a la moda, te puede elevar el autoestima e inyectarte de la confianza que te ayuda a amortiguar los prejuicios y complejos que llevan arrastrando desde pequeños las personas por su apariencia. Resultados directos de la crueldad del hombre y sus crías. Pero, mi pregunta fue, ¿cómo te vez, como persona? ¿Te sientes bien? ¿Te crees buen ciudadano, buen padre, buen cristiano? Esta pregunta es más personal, más profunda y más delicada. No es tan fácil. Remediar lo físico es más inmediato y como llevas tanto tiempo practicando, puedes remediar tu apariencia en un dos por tres. Y con dinero suficiente te puedes pintar, agrandar, achicar, estirar y hasta virar. Pero tu apariencia moral no se altera con dinero. En lo físico, puedes echarle culpa a tu economía, al peso, la raza, a una condición o a tus padres. Pero en lo moral no tienes a quien culpar menos a tí. Tus acciones hacia tu prójimo son el metro donde se miden los cristianos. Estoy seguro que lloraste la película. La Pasión de Cristo nos demuestra graficamente hasta donde llegó la agonía, el sufrimiento y la humillación dél que tanto hablamos. Ese sacrificio por tu hermano no tiene que estar a la par de una crucifixión romana. Pero esos ideales por quien Jesús murió tienen que estar presentes en tu vida. En tu vida diaria. No escondidas para usar en la tertulia o para consolar en un desastre. Tienes que usar los sentimientos cristianos que nos hacen invencibles en todas tus faenas. En la casa, en el trabajo, en la Iglesia y en la política de tu país. Si gastas más tiempo en el salón, que en la Iglesia, si gastas más tiempo en el espejo, que cocociendo a tus hijos y si gastas más tiempo trepándote, que al servicio de tu pueblo, no eres cristiano. Estás manteniendo viva la misma soberbia que trajo mi Jesus a este mundo. El egoísmo, la injusticia y la falta de compasión por los débiles, fue la indignación que tuvo que ser remediada por nuestro Salvador. La lucha por el poder y la riqueza opacaba cualquier intento por humanizar las sociedades antiguas. Los mismos fariseos pendientes a lo suyo, no titubearon en condenar a mi Jesus y mantener su desdén y control de los menos afortunados. Aquí en Puerto Rico se habla mucho de hacer esto o lo otro. Claro, condenar el problema es un mamey. Sin embargo, sus palabras y sus intenciones son huecas. Sus intereses son los mismos que trataron de tronchar la revolución cristiana de Jesús. Las alianzas con sus gangas y compinches imitan al detalle las antiguas instituciones que trataron de callar a nuestro Salvador. Hablan lo que sea por apariencias, pero su agenda es muy personal. Los problemas que afectan a nuestros hermanos y a nuestra patria, no se resolverán con edictos y directrices desde el extranjero. Sólo el boricua, abnegado, servicial y dadivoso salvará a nuestra sociedad de la pelea, acrimonía y desacierto que nos abruma a diario. Tu apatía en estos temas los ayuda a fomentar. Despierta. Si no lo haces tú. ¿Quién lo va a hacer? Tus prioridades, tienen que ser las prioridades de tu Mesías. No dejes que la euforia por la película se quede en el cine. Hay mucho macho en esta Isla, pero pocos hombres y cantidades de hembras pero pocas mujeres. Nuestra sociedad está más pendiente del individuo, que la colectiva. Nuestros partidos políticos se parecen más a las gangas, que apoyan a los suyos, aunque sean perros. Sus mandatos populares fueron sólo un mecanismo para su elección. No son todos, pero si crees que tu representante o tu partido están más pendientes a tí, que a su sobreviviencia, estás muy mal. Los genuinos se pueden contar con la mano. El espejo que necesita este pueblo, no está en la pared. Su futuro no está en una bola de cristal. El milagro que necesita nuestro querido Borinquen, empieza con Cristo. En vez de mirarte en un espejo, fíjate en el rostro de Jesús. Mirale los ojos. Aquí es que empieza tu camino. No será un espejo que puedas manipular, sin embargo será una reflexión real y llena de esperanza. Si sigues tu camino en la mirada de Jesus, pronto encontrarás su sonrisa. Y ese placer es agobiante y saciador. No hay cirugía, ni droga en el mundo que se compare con el sentimiento de paz que viene de mi Jesús. No hay puesto, ni banderín que llene tu vacío. Nada. Fuimos hechos a la semejanza del Todopoderoso. No fisicamente, pero si moralmente. Tenemos la capacidad para amar, para construir y para hacer lo correcto. Puedes mirarte en un espejo, pero si quieres ver tu alma, sólo la verás a traves de la gracia de Dios. Sólo pareciéndote a él, lograrás verdadero provecho para tí y para tu pueblo. Llegará el día en que tu Jesús te devuelva la mirada. Sólo tú sabes lo que verá mi Cristo en tí. Luis Nieves Sánchez, SSN. |
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