Cría
Ser padre, el gozo supremo, la máxima responsabilidad y la cruz que define quienes somos en la tierra, en el cielo o en la historia. Como llevemos esa bendición y esa carga es como nos evaluarán y como nos juzgarán en el futuro. Nada significa más en la vida que ser padre y ninguna opinión supera la de tus hijos. No hay dinero , ni pareja, ni familia, ni idea, ni movimiento, ni hambre que opaquen la luz de un niño. Hasta el grandioso amor de madre se queda corto, comparado con lo que uno siente por sus hijos. Ni la vida misma se puede interponer entre ese amor. Una de las pocas cosas que puede estirar, manipular y quebrantar las voluntades. La preocupación, las ansias y el miedo que siente uno por su cría es la gran luz segadora que dominará tu mente conciente o inconciente por el resto de tu vida. Ya ni tus sueños son tuyos, una vez que tenga entre manos un regalo de vida de tu Señor Jesucristo. Perderlos es peor que perder la vida y añorarlos es casi un grito endemoniado que se pierde en el silencio y en la oscuridad. Hay que dar gracias al Todopoderoso todos los días por la dicha de engendrar y criar. La crianza es lo más lindo, pero no es lo más exacto. Así como hay personas diferentes, las dinámicas entre padre e hijo tambien lo serán. Incluye en esa mezcla situaciones, egos, genios y problemas particulares que te sirva la vida, y verás que es milagroso que exista tantas lindas y productivas relaciones paternales. Porque puedes ser el más inteligente, pero si no les enseñas a tus hijos, eres un bruto. Puedes ser el rey de alguna tierra, pero si no le enseñas la igualdad entre almas, eres un falso. Puedes ser el hombre más rico del mundo, pero si no le enseñas humildad a tus hijos, eres un mendigo. Puedes profesarte un santo redentor, pero si no llevas la Palabra de Jesús a tus hijos, eres un hipócrita. El metro cristiano no mide en lecturas, ritos, canciones, santos, hostias, ni golpes en el pecho. El cristiano se mide por sus obras. Y los padres se miden por las obras que hacen con sus hijos. Tienes que realizar tus prioridades. Balancear el trabajo, los hijos y las otras cosas de la vida es primordial. No busques premios superficiales teniendo un tesoro en tu hogar. Ese triunfo que tanto buscas tú, puede ser el éxito para los tuyos. Quizás no sea tan inmediato y palpable como los galardones personales, pero son más duraderos y fructíferos. Asegura que ellos vayan por la vida preparados para afrontar tanto la felicidad como la amargura, los triunfos como los fracasos y la suerte como las desgracias. Cobíjalo de las inclemencias y tambien de lo incierto. El padre boricua, que durante siglos, ha tenido que aguantar pobreza, hambre, tiranía, corrupción, esclavitud, injusticia, engaño y encima de éso, ser marioneta, botín de guerra y esclavo de las tempestades naturales. Ha sido una lucha monumental para los puertorriqueños. Es tanto así, que despues de tantos años todavía no pueden trabajar en conjunto, ni abogar por el bien común. Las huellas de estos bombardeos se han engranado en el matiz del hombre isleño. Muchos han perdido la fe en lo correcto. Buscar lo suyo, rápido, móntate y tápate. Estamos más pendientes al bolsillo y a la conveniencia que a los ideales cristianos que aunque presentes han bajado a un nivel secundario. Por más bueno, trabajador y dadivoso que sea el boricua, tiene que buscarle la vuelta a las cosas, los atajos, el guiso fácil. Esto se ve en la carretera, en el trabajo y en la política. Ejemplos te sobran en el periódico. El compás que usan no apunta ni al norte, ni a su Iglesia. Apunta al banco y a la vanidad. Muchos trabajan y trabajan. Admirable para aquellos boricuas que de verdad se matan luchando por su dinero. Consiguen ese dinero tan anhelado. ¿Y qué hacen? Carro nuevo, casa nueva y vecindario nuevo. Meten al nene a un Colegio. ¿Porqué? Para que tenga una mejor educación. Esto no se discute. El sistema escolar nunca ha sido una prioridad para los gobiernos isleños. Pero la instrucción escolar no equivale a la preparación moral de un individuo. Dejar que la escuela y la calle atiendan a tus hijos es bien cómodo. Hablar de Cristo y hacer su obra son muy diferentes. Sabrás que para que el papá visite la Iglesia, tiene que haber fiesta o desgracia. Sus prioridades han cambiado con la llegada del dinero. Algunos lo que quieren es estrenar los juguetes nuevos, conseguir más dinero o atender a las nuevas amistades que vienen acompañando esos juguetes nuevos y dejan eso de criar a las madres o a otros. Mira a tu alrededor. ¿Cuántas parejas de padre e hijos vez en tu Iglesia? ¿Qué le puede enseñar una escuela sobre la vida a tu nene en 10 meses que le toque tanto como un Domingo con su padre? Arodillados, humildes, agradecidos y en paz con Cristo y su Palabra. No hay foto, ni video que impresione más a tus nenes que verte alabando y gozando, celebrando la Gloria de Dios en tu vida y la de ellos. Mucho de la enseñanza viene de ejemplo. Nunca van a saber lo mucho que significa vivir en Cristo, si lo que ven es tu apatía hacia las cosas de Dios. La razón de tu éxito, la felicidad que Dios te da en forma de dinero y familia saludable, quizas tenga otro propósito: que prepararas a tus niños para la obra de Dios. Aunque aplaudible, no tienes que meterlos a cura o monja, o tenerlos en la calle distribuyendo folletos y pidiendo limosnas, pero hacerlos instrumentos de Dios en la comunidad y en tu familia. Para que ellos tambien toquen vidas y profesen las maravillas cristianas. Hacerlos damas y caballeros cristianos, piedras de buen fundamento para el Puerto Rico de mañana. Generación tras generación de provecho sano para la isla. Tambien tenemos el otro extremo. Padres que no se atreven a llevar lo fabuloso de una vida cristiana a sus hijos. ¿Qué ridículo? Miedosos de que el nene "se moleste." "No se levanta... vay le grita... és que está cansado." El nene esto, el nene lo otro. "Que chorro de pellizcas." Pero si el nene puede ir a bacahatear con los panitas, puede amanecerse con Dios sabe qué diablos y gastar horas muertas en el celular, porque no puede visitar su Iglesia. Porque no tiene dirección. Esto demuestra una falta de padre. Ser padre no es sólo facilitar la comida y el albergue. Ser padre es tener fe, agallas y convicción en las cosas de Dios. Tienes que crear machos antes de tratar de hacer de ellos hombres. Sólo entonces podrán ellos tratar de ser padres. Saber poner disciplina, antes de que se la pongan otros. Guiar, encaminar y no dejar que tus hijos preciados sean tragado por los placeres y la basura de la vida que no le serán tan pacientes. La falta de intervención puede ser una sentencia abismal para el futuro de tu cría. Este no será un tono muy festivo. Pero es preciso que se entienda que la dirección que le damos a nuestros jóvenes hoy es el que guiará nuestro pueblo por décadas en el futuro. Sobre sus hombros descansa la próxima evangelización. Sólo el padre boricua puede hacer este milagro en Puerto Rico. Tienes que ser su angel guardián sobre la tierra. Sólo tú puedes encarrilar a nuestros jóvenes a una vida de provecho y paz del que habla nuestro Señor Jesucristo. Yo tuve suerte, despues de perder a mi padre, mi Jesús me bendijo con Aníbal. Hombre entre los hombres y modelo de caridad, comprension y generosidad. Sus esfuerzos siguen cosechando para su familia, sus amistades y su pueblo. Mi sueño siempre va acompañado de una plegaria por tu salud y tu paz… Gracias Papá. De parte de La Catedral San Juan Bautista y www.catedralsanjuan.com quiero felicitar de todo corazón a esa gran mayoría de padres responsables boricuas. Caballeros de Cristo, motor que mueve la economía, timón de nuestra sociedad y defensor de los valores de nuestro pueblo. Patriarcas, sabemos que su lucha es ardua y las gracias pocas. Sus esfuerzos no son menospreciados y sus efectos se sienten por todos. Tu sudor y tus ansias tendrán su recompensa no sólo en la tierra, pero tambien en el cielo. Luis Nieves Sánchez, SSN. |
LuismNieves
“GRITOS de CATEDRAL”
Comunicaciones
Luis Nieves Sánchez
|
Memorial a la Primera Iglesia de Puerto Rico |
Palabra y Obra Viva en Borinquen |
Católica, Apostólica y Puertorriqueña |