CONVENIENCIA

   ¿Qué fácil es esto? Esto de ser cristiano es un mamey. Voy a la Iglesia los domingos y después hago más ó menos lo que quiero. Uso la gente cuándo quiero, manipulo a mi antojo y si tengo que hacerlo, los pongo a pelear entre sí para así controlar los sucesos a mi alrededor, mi reino. Pero voy a la Iglesia, yo cumplo con mi deber. Cumplo con las apariencias, con mi familia, mis amistades y mi comunidad. Yo estoy bien. Todos saben que soy de la Iglesia. Todos me vieron azotándome el pecho. La semana pasada hasta dí $5. Los tengo engañados. Eso sí, cuando salgo de la Iglesia al que se me meta al medio, lo arollo. Primo, familiar, amigo, él que sea. Yo los quiero y todo, pero tengo que velar por mí. Imáginate, hasta el pastor me dijo que necesitaba ayuda en la parroquia. Está loco. Yo voy los domingos y cuidáo. Yo tengo mis cosas que hacer. Y eso de darles mucho dinero, olvídate, la Iglesia tiene chavos.

Llegué tarde de nuevo al trabajo. Suerte que le zumbé los nenes a la doña. Si nó, llego más tarde todavía. Yo no me voy a estar levantándome temprano. Despues tengo que hacer desayuno, llevarlos a la escuela, yo no estoy para éso. Que bregue ella, pa' éso la tengo. "Buenos días!" No sé de que tienen bueno. Este trabajo ya me apesta. No sé porqué hay que ajorarse. Si total, el trabajo nunca se acaba. Por ahí viene ésta, siempre pidiendo ayuda. A mi que no me pregunte. Sé que es nueva, pero que aprenda de otro. Qué se cree ella. ¿Tengo llamada? Ese cliente me tiene loco. Pidió lo que no era. Eso no es culpa mía. Yo cogo las órdenes y yá. Para éso me pagan. Yo no estoy para ser favores. Vamos reloj, avanza que me quiero ir yá. ¿Otra colecta? ¿Para ayudar a quién? ¿Una operación? Esa gente lo que quiere es quedarse con los chavos. A mí no me cogen. Aquí todo el mundo pidiendo. El otro día vino hasta la Cruz Roja pidiendo sangre. A mi no me pincha nadie. El jefe quiere que vaya con él a ver unos clientes el sábado. Le dije que tenía un compromiso con la familia. Embuste, pero yo no le voy a estar lamiéndole el ojo. Yo hago mis 40 horas y yá.

Tengo que irme, porque si espero, sé que este tipo que trabaja conmigo, me va pedir pón. Yo sé que está a pié, y que vive lejísimo, pero si arranco ahora, no me coge. No voy a dar esa vuelta, y se pasa hablando que Cristo ésto y Cristo lo otro. Mira para allá, me pusieron una nota en el carro. "Por favor no estacione su carro aquí, tapaste la salida del parking." Lo siento, pero lo parquéo donde más fácil se me haga a mí, qué me importa el resto. Ya voy de camino. "Ave María, qué tapón." Siempre lo mismo. Y esta viejita al frente no se mueve. Déjame caerle a bocinazos para que se salga. Si no sabe guiar, que no guíe. "Aprenda a guiar!" Ah y mira éste pidiendo paso, que ni se atreva a meterse. Ni lo miro, sigo pal frente. Que le dé paso otro. Con razón hay tapón. Aquel se le quedó el carro. Anda, si es el vecino. El mismo que me ayudó con el generador cuando el huracán. Pero yo no me voy a parar ahora. Estoy cansado. Ya mismo alguien lo ayuda. Que bien...no me vió.

Al fin llego a casa. Oye, aquí no hay nadie. Y no me dejaron comida hecha. Espera que la coga. Otra nota. "Se te olvidó buscar los nenes a la escuela. Los tengo, fuí al hospital a ver a tu hermana" Anda se me olvidó sí. Es que tengo tantas cosas en la cabeza. Pero para el hospital no voy, no me gustan los hospitales. Me dan cosa. Esa loca, pa qué se pone a caminar por la carrertera. Ahora aprende. Ya sé. Ya que estoy sólo, me voy pal billar. Espérate. Lo que tengo es para la compra. Pero los puedo usar. Yo trabajo. Tengo derecho a divertirme. Que resuelva ésta.

¿Que hacen panitas? Dame otro trago. Estoy bien chévere. Voy pa casa de mi amiguita, ya que tengo un break. Anda pal cará! Como pasó el tiempo. Está madrugando. Déjame ir pa casa a cambiarme. Y que ésta se atreva a decirme algo. ¿Otra nota? Se pasan dejándome notitas. "Me llevé los nenes, no podemos seguir contigo. Ya no aguantamos más." Que qué. ¿Cómo puede ser? Esta mujer está tostá. Esto no puede ser. Dios mío. ¿Porqué me pasan estas cosas a mí? La mujer y los hijos no me hablan. La familia ya no me pasa. En el trabajo todos me sacan el calzo. Nunca me cogen para los puestos buenos. Siempre tengo problemas en la calle. Nunca puedo ahorrar. Nunca nos invitan a ninguna parte. No duermo bien. Me siento tan sólo, tan vacío. Siempe estoy triste. Todo me molesta. No me puedo relajar. No tengo ánimo. ¿Porqué Dios mío, porqué? Si yo soy un tipo bueno y cristiano.

                                                                                    Luis Nieves Sánchez, SSN.